Las circunstancias que rodearon los asesinatos sin violencia sexual son conocidas (violencia intrafamiliar, venganza entre pandillas o bandas criminales, delincuencia común, etc.) y algunos de los responsables han sido procesados. Pero curiosamente, mientras más violencia contra la mujer presentaba el caso -me refiero a los asesinatos “múltiples” o “seriales”-menos interés mostraron las autoridades por aclararlos. Hasta ahora, solo hay teorías para explicar la autoría y motivación detrás de estos 90 casos, las que van desde las más tradicionales (violencia familiar, ajuste de cuentas entre narcotraficantes, asesinos en serie, psicópatas, misóginos, etc.) hasta las más innovadoras (ritos satánicos, tráfico de órganos, producción de videos pornográficos snuff o violentos, necrofilia, etc.). Lamentablemente, ninguna ha sido investigada de manera seria por las distintas autoridades designadas a lo largo de los años y comisiones ad hoc creadas para enfrentar el problema. A pesar del movimiento de denuncia y la cantidad de artículos, ensayos, libros, videos y hasta películas que se han hecho sobre estos casos, la gran mayoría de ellos (si no todos) continúa sin resolverse.
Pero no es la cifra de asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez lo que más llama la atención (de hecho, el número de hombres asesinados en esa ciudad es mayor, pero se conocen las circunstancias en que se produjeron). Lo que aquí resulta inaceptable es la incapacidad del Estado mexicano de resolver estos casos, los que técnicamente no son muy complicados. Es cierto que hay un problema social de violencia contra la mujer que contextualiza y en muchos casos explica los asesinatos -de ahí el concepto de feminicidio-, pero hay que decir también que la respuesta de los funcionarios mexicanos frente a los asesinatos ha sido insuficiente y misógina, y en muchos casos cómplice y corrupta, lo que acarrea una responsabilidad funcional que deberá ser aclarada y sancionada.
María Verónica García Requena 4ºA
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ResponderEliminarJosé Aurelio.